21/2/07

Seguimiento literario: de la angustia ida

Mientras me bañaba en este domingo cálido de un verano que ya no limitan las estaciones... mientras tanto, cantaba para opacar este silencio del cual la angustia reina en estos últimos días. Me despierto un día, luego de tener una noche como cualquiera y ahí está, consecuencia de un sueño agüero, de algún pensamiento inconsciente, de algún retoño de sensaciones encapsuladas en mi estómago. No sé a ustedes cómo se les aparecerá esta agridulce amiga, pero lo que respecta a mí, me llega como un regalo en día de no cumpleaños, me alcanza como un soplido fantástico de viento en días de intenso calor. Así, viene de la nada. Pero la cuestión es... se precipita y se apodera de todo mi territorio. Y ya no la puedo desenraizar ni con todas las fuerzas de mi espíritu.
Pero sucede que como aparece, desaparece. Producto de su propio cansancio, se agota. A veces creo cometer su asesinato sin demasiados esfuerzos. Después de tantas veces poseída por su estampida, he comprendido que el tratamiento más inteligente es darle una dosis intravenosa de apacibilidad y comprensión. Así, me comprometo con su estadía y llegué a amar su compañía.
Sin contar, con la problemática que ocasiona cuando me encuentro en contacto con la gente. Por qué? Yo logré domesticarme, pero es mucho más fácil cuando se está en soledad. No puedo explicar la satisfacción maligna que me hace sentir cuando los demás me creen triste y preguntan si estoy bien?, en quién estarás pensando?. Esas solidarias e imbéciles preguntas que los amigos hacen para demostrarte que podes contarles lo que quieras...
De mí se apodera toda ella, me transforma la cara de perro y con una sonrisa confundida al oír la pregunta, respondo: estoy bien. Muy bien. Nunca entenderían mi pacto agnóstico, la dulce caricia para mi locura. Qué decirles.. estoy agradablemente complacida por su presencia en mí, pero no hay lugar para terceros en esta relación. Les podría decir “cállense pajeritos de mierda, necesito escuchar a mi angustia!!” y luego poner cara de nada, o cara de boluda, sin dar ninguna explicación pertinente frente a semejante manifestación irrazonable. Ni puedo, en todo caso, romper en un frenética risa convulsiva, manifestación de una imaginación irreprimible. O podría, pero tendría que dar explicaciones, y la explicación rompe el drama de toda angustia. La convierte en estupidez, una sensación de alivio superficial. Porque la cosa es más importante de lo que podría poner en palabras, va más allá de toda revelación discursiva.
Me comprenden, no?

Entonces, les decía, me estaba bañando, cantando, mientras tanto, se me cruzaba la idea de que mi conciliación con los demás me refiero básicamente con la familia que tengo acá, amigas, amigos, debía ser pronta (en ese momento intuí el abandono fatídico de mi amiga, dando paso al pensamiento
[1]). Me refiero a mi conciliación. Primero comprendo que destruí completamente todo rincón alegre, y que me zambullí en un idiotismo (estado de ocuparse solamente de asuntos privados) absoluto, que mi amiga, se apropió de la escritura, dando como resultado una monotónica expresión, consideremos es su única posible forma de exteriorización. También noto una leve molestia en el estómago, fruto inconfundible de su paso por mi cuerpo. En esos estados, uno o tiene una temible ingesta, siendo capaz de hacer pasar por el tubo digestivo capacidades descomunales de alimento, o se fuma la vida, o pasa por prolongados tiempos de no probar una migaja. Y así quedó, en un vaivén mi pobre cuerpo.
En fín... mi ánimo ya comienza a cambiar a partir de estos momentos en que la percibo viajando por otros mundos, tan distante y próxima a la vez.

Punto y aparte.


[1] Ella recordó más tarde, que la noche anterior al suceso del abandono, se sentía muy excitada, como si un frenesí se hubiera apoderado de ella. previo al hecho, se llena de una alegría inexplicable, es como si en las últimas horas, la angustia se fuera a dormir una siesta.

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"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche