30/9/06

Oliveiro Girondo "La mezcla"

No sólo
el fofo fondo
los ebrios lechos légamos telúricos entre fanales senos
y sus líquenes
no sólo el solicroo
las prefugas
lo impar ido
el ahonde
el tacto incauto solo
los acordes abismos de los órganos sacros del o
el gusto al riesgo en brote
al rito negro al alba con su esperezo lleno de gorriones
ni tampoco el regosto
los suspiritos sólo
ni el fortuido dial sino
o los autosondeos en pleno plexo trópico
ni las exellas menos ni el endédalo
sino la viva mezcla
la total mezcla plena
la pura impura mezcla que me merra los machimbres el
/almamasa tensa las tercas hembras tuercas
la mezcla
si
la mezcla con que adherí mis puentes.

23/9/06

Sin

Sosegada la belua tristeza.
Abandono cándido / me dejas
te denuncio ocre amante !!
con reclamo te denuncio

cuando al fin te abrazaba
por oscura y arraigada
cuando al fin te vestía / de palabras
y descifraba la textura

diste paso a la otredad
a lo otro que no inspira
distaste como desentendida
funesta melancolía

apareciste estridente
sin rostro
como viento solano
te colaste tenaz

desapareciendo sigilosa
entre el solsticio
y el ocaso

( entre líneas tibias / refulge
la obra de la agonía )

me desertas en des-habitanza
“Recogimiento” de Charles Baudelaire
traducción Aldo Oliva


Sé cuerdo, oh mi dolor, y tente más tranquilo.
Pedías el Ocaso; él desciende, aquí está.
Una atmósfera oscura envuelve la ciudad
llevando para unos paz y a otros inquietud,

Mientras de los mortales la multitud vil,
bajo el látigo del Placer, verdugo sin merced,
va a asir remordimientos en la fiesta servil,
mi Dolor, dame la mano, ven por aquí,

lejos de ellos. Ves plegarse Años muertos
en balcones del cielo, con caducos ropajes;
surgir, de aguas profundas, sonriente, el Arrepentimiento;

el moribundo Sol bajo un arco endormirse;
y, como un largo sudario arrastrado de Oriente,
aprehende, mi querido, aprehende la dulce Noche que anda.

13/9/06

Independencia

Sus docenas de sombras
Sus eucaliptos

El quebracho
como puntas de cuchillos
sus espinas
apenas asoma
los frutos de algodón
en la cúspide
del quebracho
explotan

algunas personas
o su inmensidad

libro añejo
hojas amarillas
en las manos
manos como espacios
sostienen el libro

el libro del abuelo
sentado en el banco
da pan a las palomas
la mas amigable
se le posa en el brazo

la amiga y oscura
paloma
le hace sombra
en el antebrazo

la cabeza
como algodón
blanca como el fruto
su cabeza
en la cúspide
explota su fruto

fisonomía de quebracho
el abuelo
cabeza de algodón
y cuerpo de quebracho

las puntas se asoman
como espinas
como cuchillos
los años
las espinas
hacia adentro

el abuelo
el quebracho
la paloma
los años

12/9/06

"Rayuela" Cortázar - capítulo 67




Me estoy atando los zapatos, contento, silbando y de pronto la infelicidad. Pero esta vez te pesqué, angustia, te sentí previa a cualquier organización mental, al primer juicio de negación. Como un color gris que fuera un dolor y fuera el estómago. Y casi a la par (pero después, esta vez no me engañás) se abrió paso el repertorio inteligible, con una primera idea explicatoria: “estoy angustiado porque... etc.”
Las ideas a vela, impulsadas por el viento primordial que sopla desde abajo (pero abajo es sólo una localización física). Basta un cambio de brisa (pero qué es lo que la cambia de cuadrante?) y al segundo están aquí las barquitas felices, con sus velas de colores. “después de todo no hay razón para quejarse, che”, ese estilo.

Me desperté y vi la luz del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan adentro de la noche que tuve un vómito de mí mismo, el espanto de asomar a un nuevo día con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez: conciencia, sensación de luz, abrir los ojos, persiana, el alba.
En ese segundo, con la omnisciencia del semisueño, medí el horror de lo que tanto maravilla y encanta a las religiones: la perfección eterna del cosmos, la revolución inacabable del globo sobre su eje. Náusea, sensación insoportable de coacción. Estoy obligado a tolerar que el sol salga todos los días. Es monstruoso. Es inhumano.
Antes de volver a dormirme imaginé (vi) un universo plástico, cambiante, lleno de maravilloso azar, un cielo elástico, un sol que de pronto falta o se queda fijo o cambia de forma.

Ansié la dispersión de las duras constelaciones, esa sucia propaganda luminosa del Trust Divino Relojero.



Longevidad

(una mañana)

La sinapsis se concatena en una sucesión precisa.
Sístole de los párpados, haciendo crujir las pestañas apenas curvadas por el rimel nocturno y corrido hacia abajo, hacia las pequeñas arrugas de terciopelo.
Se mueve su cuerpo suavemente, y forma un arco su espalda apenas desperezada. Un diástole acompaña el suspiro madrugado de la vigilia
Sus piernas apáticas, estibadas sobre el colchón se tienden rozando el algodón áspero color uva. Rezongan las manos acurrucadas bajo la almohada de goma espuma halada que acompaña sus aventuras noctívagas.
Gira su cabeza de un lado al otro, bitácora sincrónica, su cabeza gira de un lado a otro.
Abre sus ojos, después del rito llevado a cabo sin decoros.

Tal vez la despertó alguna pesadilla incólume, tan sin fuerza que logró olvidarla, pero el esfuerzo de olvido le dejó un vestigio desagradable. Y pensó en lo primitivo de la sensación, que filogenéticamente es anterior a la razón. Que luego queda sublevada por ésta, con el paso de los complejos sucesos que van acompañando al desarrollo unitario del ser (idea robada de algún lugar).
Y otra vez la comedia irremediable, levantarse por influjo ancestral, la anatomía se despega del colchón. Tomar mates, fumar.

Ella no previno la angustia, no hubo espacio, estaba con ella cuando despertó.

10/9/06

nones de domingo

Cuando el preámbulo dice lo que no vendrá
sin buscar expiaciones de forma alguna

No argüí más la perla dentro del relicario
y la idea se disolvió como azúcar en la linfa

El tarot predijo la proximidad de torrente
y los presagios se erigieron con altivez

5/9/06

Para todos los gustos

Concepciones metafísicas, halagos prematuros sin justificación, “una mujer Borges” precisando la fecha de nacimiento, palabras sueltas, epítetos ilógicos. Detrás de los anteojos oscuros alguna mirada imprecisa, ínfima tal vez, para toda la constelación de pensamientos.
Y volcó todo en 45 minutos hacia mí, o solamente hacia la persona que estaba parada frente a él, nadie para el encuentro espontáneo.

Un fin de semana de trabajo en la Feria del libro, que finalizó este finde en Rosario, ligué de rebote un laburito, fue bueno, nada demasiado forzado, y pagaron bien, solo estuve parada con un cartelito que señalizaba mi nombre atendiendo a la mayoría de la gente que compra libros prolijos en la media hora del 15 % de descuento, es decir los libros son libros, la gente es la que no tiene mucha idea de lo que compra.

En fin no voy a caer en un dictamen estético sobre lo mejor o peor, sobre gustos subjetivos, pero “Te amo no me llames”, “Por qué a mi Dios?”, “El manual de Chiche”, “Conjuros”, no estaba el libro de De La Rua... faltaba ese... Por qué la gente compra estas cosas? Y un dato más: los más vendidos!

Voy directamente a lo sorprendente. Yo estaba tomándome un descanso, sentada leyendo Rayuela, se me acerca un señor de saco negro, de pelo largo con una colita precaria, canoso.. Preguntando dónde estaba la editora Universidad del Litoral? Respondí, acá al lado ... pero noté que no era justamente lo que estaba buscando porque no se movió del lugar.
Con una entrada habitual, nombre ... qué estudiaba...
este señor entusiasmado me contó desde la decisión de vivir como ermitaño, hasta las noviecitas que lo abandonaron por? ... en fin, según él fue quien las abandonó para llevar esta vida adelante, purificarse, amarse y amar a los demás. Me dijo que la fuerza que emanaba era proveniente de los “invisibles” que lo rodeaban, él no hacia más que transmitir el mascullo que silbaban en su oído.

Le pregunté si había estudiado? O si ejercía alguna profesión? Ves!!! Ese es el problema de la gente, creer que la fuerza de lo que digo debe provenir de un “título facultativo”, los títulos solo sirven para entrar a laburar en las instituciones y para respaldar lo que puedas pensar o decir, escribir, “para ser alguien”. Y recordé algunas charlas que tuve con un amigo? con respecto a esto.

A los quince minutos que llevaba hablándome de todas sus constelaciones, de la hipocresía de los psicólogos y abogados, despegué mi mirada hacia algunos de mis compañeros de sitio, pero no obtuve ninguna complicidad de parte de ellos, y me dije: Bahh! Son todos unos hijos de putas... no me hablaron en dos días y yo voy a buscar que me ayuden con este señor, no no, voy a tener que evaporarme solita de la situación . Y en ese mismo instante mientras transcurría mi soliloquio, él me dice: estás muy sola! Tenés muchos miedos, pero estás trabajando en eso, no? Vas a ver que alguien te va a encontrar, existe solo un hombre para una mujer. Una sola persona para cada uno...
Sonreí muy trabajosamente... no sé...dije, no creo que eso sea así..

Usted a qué vino a esta farsante función? Le pregunté, “tal vez a buscarte”... y cagándome de risa (no pude contenerla) le digo, si usted es mi hombre prefiero quedarme solita...aunque usted no aclaró si las personas tienen que corresponderse en su encuentro, él no hizo mucho caso a lo que dije, sonrió entre indiferente o herido no lo sé...

Me dijo que él escogía a sus discípulos para enseñarles qué leer, su sabiduría, sacó una billetera roída de su bolsillo y me dio una tarjetita, que decía algo así.... la libertad es la puerta.... no me acuerdo lo que seguía. Me dio la mano, y me dijo vos entendés lo que quiero decir, vas a ver que nos encontraremos en cualquier momento... y dando media vuelta se fue.

Guauuu!

No sé decirles si era un charlatán, sólo alguien desplegando su habilidad sea cual fuere, alguien muy solo... Y yo con aire poco presuroso, aparentemente invité a la
catarsis.

4/9/06

Dejemos las palabras...
Algunas fotitos



Esta no tiene muchas explicaciones




las espaldas de los modelos (Iva y Marquis)


Domingo en el monumento



laventuradelapalabra

"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche