25/11/12


Dejando que lo otro entre a jugar con lo mío y lo propio se transforme en lo nuestro


Despierten sentidos, despierten… allí los que estaban dormidos, despierten!!!
Cajitas, tul, papel, anaranjado mandarina dispara aroma
y viene el sol, lo siento la siesta en mi cara joven, piel tibia con olor a cítrico,                                        
                                                            despierta…
la sombra de un árbol, el encuentro con mi hermana
el silencio aturdidor del campo con las chicharras cortando el calor.
Y en mano la mandarina que gajo a gajo se desprende, regalando su aroma,
                                                                                     gotitas ácidas la mano bañan.  

11/2/12

Germen

El sol encandila el piso gris y enseña un efecto desértico. El viejo en su hogar, tirado al borde de todo. El compañero como si estuvieran solos, en ese mar de gente que camina la urbe ardiente, le presta sus manos para anotar un gesto de humanización entre todo este paisaje que parece no darse cuenta de lo acontecido.
Le ata un piolín a la cintura con paciencia de vejez, o por la simple delicadeza de darle su tiempo al otro. Todo anda rápido, pero ellos se detienen para darle una cachetada a la soberbia, se alejan de la cornisa, y toda esa precariedad de la pobreza,de la senectud, se anula, se pierde por un instante en un ademán de bondad.

28/1/12

McCullers Carson "La balada del café triste" Sobre el amor

En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Hay el amante y hay el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo, sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y este conocimiento le hace sufrir. No le queda más que una salida, alojar su amor en su corazón del mejor modo posible; tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente. Permítasenos añadir que este amante no ha de ser necesariamente un joven que ahorra para un anillo de boda; puede ser un hombre, una mujer, un niño, cualquier criatura humana sobre la tierra. Y el amado puede presentarse bajo cualquier forma. Las personas más inesperadas pueden ser un estímulo para el amor. Se da por ejemplo el caso de un hombre que es ya abuelo que chochea, pero sigue enamorado de una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw, hace veinte años. Un predicador puede estar enamorado de una perdida. El amado podrá ser un traidor, un imbécil o un degenerado; y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado, extravagante y bello como los lirios venenosos de las ciénagas. Un hombre bueno puede despertar una pasión violenta y baja, y en algún corazón puede nacer un cariño tierno y sencillo hacia un loco furioso. Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor .Por esta razón, la mayoría preferimos amar a ser amados. Casi todas las personas quieren ser amantes. Y la verdad es que, en el fondo, el convertirse en amados resulta algo intolerable para muchos. El amado teme y odia al amante, y con razón: pues el amante está siempre queriendo desnudar a su amado. El amante fuerza la relación con el amado, aunque esta experiencia no le cause más que dolor.

24/1/12

Conviven en mi la vida y la muerte




“Después de morir no se va al paraíso: el paraíso es morir. Lo que llamo muerte me atrae tanto que solo puede calificarse de valeroso el modo en que, por solidaridad con los otros, me aferro a lo que llamo vida y, a pesar de la intensa curiosidad, espero”.

Clarice Lispector

laventuradelapalabra

"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche