17/8/08

"La insoportable levedad del ser" Milan Kundera



Ella se durmió. El se arrodilló a su lado. Su respiración afiebrada se aceleró
y se oyó un débil gemido. Apretó su cara contra la de ella y le susurró mientras
dormía palabras tranquilizadoras. Al cabo de un rato sintió que su respiración
se serenaba y que la cara de ella ascendía instintivamente hacia la suya.
Pero ¿era amor? La sensación de que quería morir junto a ella era evidentemente
desproporcionada: ¡era la segunda vez que la veía en la vida! ¿no se trataba más bien
de la histeria de un hombre que en lo más profundo de su alma ha tomado conciencia
de su incapacidad de amar y que por eso mismo empieza a fingir amor ante si mismo?

Se enfadó consigo mismo, pero luego se le ocurrió que en realidad era bastante natural
que no supiera qué quería:
El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida
y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla
en sus vidas posteriores.
¿Es mejor estar con Teresa o quedarse solo?
No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no
existe comparación alguna. El hombre lo vive todo a la primera y sin preparación.
Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede
tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma? Por eso la vida parece
un boceto. Pero ni siquiera boceto es la palabra precisa, porque un boceto es siempre
un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra
vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.

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laventuradelapalabra

"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche