24/4/07

Sembrando flores en otoño

Algo vacío
El alma de calor
El cuerpo de alimento
Los días vacíos de gente, alivio
Los tiempos despoblados
Los pensamientos sin dudas
La casa sin amigos
Los ojos sin mirada
El hombre sin búsqueda
El espíritu sin sueños
La noche sin luna
Los despóticos absolutos
Los pueblos sin luchas
La inteligencia sin destreza
Las madrugadas sin confusión
El deseo complacido
Las estrellas sin sol
Las palabras de mentiras

De esto es de lo que se trata.


Estaba tirado el cuerpo por ahí, sin estar donde estaba, sin saber dónde ir. Tratando de llenar algo incógnito en la vida.
arrollando papeles viejos, estrujándolos en mi mano y embocándolos en la gran boca del tacho de basura. En mi mano, aún son papeles que no sabría como clasificar, pero en el momento en que ésta se cierra comienza su camino hacia lo desechado, lo no válido. Convirtiéndolos el acto, en basura. Sin embargo, en algún momento de la vida, del tiempo que transcurría tuvo sentido y hoy sólo es basura.
Estaba así, todo sin esperanzas el pobre cuerpo, andando por la casa como un fantasma en vela, aspirando las moléculas de oxígeno sin merecerlo. Buscando la vida en los libros, en los pensamientos, esos, que ya no producen ni desazón.
Porque uno llega hasta los extremos de bordear con las uñas las marcas, para ver si así se producen en uno, que está ahí casi muerto, algún dolor, alguna potencia de sentidos. Sólo para apreciar que la pena vuelve, para sentirse dueño de su propio cuerpo, aunque más no fuera por la reminiscencia del dolor.
Para llorar me decía, se necesita un dolor, para reír, alguna verdadera alegría, y yo estaba despoblada, ya sanada de todas las flechas que mutilaron las extremidades de mi carne. Si ahora lo reflexiono, sería, en todo caso un alimento para estar mejor, pero hoy se me antoja apenas perceptible esta ilusoria salud.
Y así estaba, toda sin dolores comprometida con el atenuante vacío existencial.

Los encuentros:

“Erdosain se revuelve impaciente en su lecho. No le quedan fuerzas ni para respirar violentamente y bramar su pena. Una sensación de lámina metálica ciñe sus muñecas. Nerviosamente se frota los pulsos, le parece que los eslabones de una cadena acaban de aprisionarle las manos. Se revuelve despacio en la cama, cambia la posición de la almohada, entrelaza las manos por los dedos y se toma, la nuca. La rueda de molino ea inexorable en los ventrículos de su corazón la terrible pregunta que bambolea como un badajo en el triángulo de vacío de su pecho y se evapora en gas venenoso en la vejiga de sus sesos.
La cama le es insoportable. Se levanta, se frota los ojos con los puños: el vacío está en él, aunque él prefiere el sufrimiento al vacío.
(...) Y sin embargo, yo necesito amar a alguien, darme forzosamente a alguien.
Estarás enterrado y no querrás estar dentro del cajón.
Tu cuerpo no querrá estar.
Erdosain se pone de pie. Una sospecha nace en él:
- estoy muerto y quiero vivir. Esa es la verdad.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer a la madrugada se me fue una de las vidas que busqué en un libro, travesuras de la niña mala que no soy...Y acá a penas, buscando rumbos...

Maracuyá dijo...

bueno! se va una vida...
vendrá otra pena y otra niña que tal vez seas.
=)

laventuradelapalabra

"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche