8/3/07

Lluvia

Ahora son las tres de la mañana y no logro conciliar el sueño, escucho que comienza a caer la lluvia sobre Rosario, un día más, una semana entera de madrugadas lluviosas. Es el pretexto perfecto para el espíritu con sopores de escalofríos, la lluvia y la madrugada.
Me levanto con la intención de sentarme al borde de la ventada y encender un pucho, lo consumo y escucho el repiqueteo de las gotas en el piso del patio, sobre las hojas de las plantas, sobre la alfombra. el ruido más violento proviene del techo de zinc del lavadero, todo se transforma en una voz unísona originada por la lluvia al golpear sobre las distintas superficies.
Dos horas atrás escribía lo siguiente:

El cigarrillo descansando sobre el cenicero cae por su propio peso hacia el lado de la colilla, el mate no es más una compañía absurda y vacua, sino necesaria en mi vida, y la noche afuera y la noche en mi. La hoja, el lápiz y el habitáculo de la palabra preexistiéndome.
la generalidad de las historias compartidas, recuerdo de la tarde, llenas de particulares esencias subjetivas, y el amor despiertan en mi esos seres.
La divagación de mi espíritu encuentra refugio en la palabra, esta palabra venturada, el poder decir, es virtud el decir, porque el lenguaje nos auto enfrenta, mientras somos siempre en los otros. Somos deseo de otro. Como la lluvia provocando el sonido en el encuentro con la superficie, la producción de sentidos es el efecto de nuestro contacto con los otros.


Y porque mi escritura es el producto de esta transformación, no se filtra por los lados, sino que es protagonista este sujeto, inventado y fragmentado a través de mi lenguaje.

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laventuradelapalabra

"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche