“Recogimiento” de Charles Baudelaire
traducción Aldo Oliva
Sé cuerdo, oh mi dolor, y tente más tranquilo.
Pedías el Ocaso; él desciende, aquí está.
Una atmósfera oscura envuelve la ciudad
llevando para unos paz y a otros inquietud,
Mientras de los mortales la multitud vil,
bajo el látigo del Placer, verdugo sin merced,
va a asir remordimientos en la fiesta servil,
mi Dolor, dame la mano, ven por aquí,
lejos de ellos. Ves plegarse Años muertos
en balcones del cielo, con caducos ropajes;
surgir, de aguas profundas, sonriente, el Arrepentimiento;
el moribundo Sol bajo un arco endormirse;
y, como un largo sudario arrastrado de Oriente,
aprehende, mi querido, aprehende la dulce Noche que anda.
Sé cuerdo, oh mi dolor, y tente más tranquilo.
Pedías el Ocaso; él desciende, aquí está.
Una atmósfera oscura envuelve la ciudad
llevando para unos paz y a otros inquietud,
Mientras de los mortales la multitud vil,
bajo el látigo del Placer, verdugo sin merced,
va a asir remordimientos en la fiesta servil,
mi Dolor, dame la mano, ven por aquí,
lejos de ellos. Ves plegarse Años muertos
en balcones del cielo, con caducos ropajes;
surgir, de aguas profundas, sonriente, el Arrepentimiento;
el moribundo Sol bajo un arco endormirse;
y, como un largo sudario arrastrado de Oriente,
aprehende, mi querido, aprehende la dulce Noche que anda.
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