11/4/08

Palabras al tiempo


La última vez que te vi llevabas atravesada una lágrima que el viento cristalizó en tu cara.
Pisabas la vereda como un colchón de bohemia. La última vez me llamaste desilusionada porque tu chico, el que entonces te volvía dócil y descentrada, había dicho que no te quería. Te gustaba tanto aquella peluca con pies.
Si hoy nos encontráramos hablar de las heridas de flores de los años adolescentes, que ya no adolecen, sería nuestro primer tema, como todas nosotras lo hacemos.
La mañana de invierno en que te acercaste en aquel pasillo infernal de la secundaria, traías una mirada de ángel, palabras para acompañarme. Me preguntaste distraída alguna cosa, mientras comíamos un sándwich y nos sentábamos a beber el sol de la mañana.
Estábamos en quinto año y escondidas en un recoveco de la siesta tibia y despoblada de nuestras calles fumamos los primeros cigarrillos. Te dije que Rosario era el lugar donde quería vivir y estudiar. Vos estabas indecisa en la elección de la carrera, decías que eso era lo de menos, en todo caso ibas a conseguir algún laburo y desde ese día comenzamos a planear la huída: iríamos juntas a descubrir esa ciudad imaginada a la distancia, tan inmensa en nuestra utopía.
Ahora, después de cinco años en este lugar te diría, que se puede llegar al Río en un parpadeo, que encontrás caras familiares en los bares y en las calles, que Rosario está brindada al canto y a la poesía, que la libertad es otra cosa a como la imaginábamos, más grande y difícil de encontrar, que me descubrí lejana y desterrada, hasta que por fin me adopté los días y las noches de esta ciudad. Me gustaría contarte de aquel chico peluca, lo encontré algunas veces en el parque los domingos y me trajo inevitablemente el recuerdo de tu cara pálida… y el gesto de la última vez que te vi.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No dejo de emocionarme al leer nuevamente tus palabras...
y es verdad que al río se llega en un parpadeo, y que la libertad es difícil de encontrar...te abrazo!

Maracuyá dijo...

Muchas gracias! me alegro..
a quién tuve el honor de emocionar?

Julián Rossi dijo...

exquisita resolucion a la hora de mezclar la intencionalidad personal y la interpretacion del lector. Asi hiciste de una historia sumamente personal y de personajes por momentos inciertos(vos-una amiga o vos-vos)una lectura familiar relacionada con cualquier infancia profunda que todos tuvimos. Muy lindas palabras!

laventuradelapalabra

"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche