Las cosas son para guardar: Juguetes, cartas de
papel y colores, lápices, y hojas todas para guardar. Todo a la bolsa y a otra
cosa. Ellas se encuentran alrededor de una mesa bajita. A una le llegan las
rodillas al pecho sentada en la pequeña silla. Le dice a la otra que “así es la
vida”. Mientras la quetedije dibuja en la hoja una casa, bicicleta para pasear
sin pedales. “Y así nomas!”… y asá y turín y turán. La quetedijo dice con la
boca llena de pan, dice, dice, no querer más. Que basta, que coma la quetedije,
mientras dibuja, canta, escucha música. Una, al boleo le pregunta a la otra lo
que tiene entre las piernas, “la chocha, la chucha, la pandorga, la pochola” y
se dan cuenta de los múltiples nombres de eso que no quieren nombrar. Se ríen;
con un poco de vergüenza mira la quetedije hacia arriba pidiendo permiso
Hace calor, hay humedad, a una las articulaciones
le hacen una sinfonía a la otra no le molestan para nada. Una tiene la piel
color chocolate, brillante, a la quetedije se le ven las manos como el
chocolate en rama.