15/5/08

Rostros en la noche


Y llegó la noche, la luna brillaba a toda luz y muy pocas estrellas salían a acompañarla. Pero ahí estaba Juan...parado en medio del campo, con la mirada desencajada de su órbita, su boca tensa de labios finos había perdido el contorno. Palidez de su rostro en una mortífera expresión de miedo. La cabellera le resplandecía aún más con la fuerza de la luna y contrastaba con la profunda oscuridad.
El destello de luz provocado por la espeta enmudeció a los bichos que habían comenzado a cantar.
Yo le gritaba desde la puerta del rancho
- Juan, Juan!!! ¿Qué pasó? ¿Qué hiciste?. Pero el viejo no me respondía, no se movía, parecía haber clavado las dos piernas en el lodazal.
Lo desconocí al pobre viejo, es que no me reaccionaba. Entonces, salí de la casa asustada, y me acerqué por atrás, despacito para no espantarlo. Le puse mi mano en el hombro.
- Vení Juan, vamos a lavarte. Entremos a la casa.
Pero él a penas pareció moverse, giró lentamente su cuerpo de espantapájaros, levantando la mirada del piso.
Busqué los ojos amables de mi Juan, le juro comisario que ese hombre con el que viví veinte años no era el que estaba parado ahí. Había en sus ojos una negrura espesa, como si la noche se le metió por los ojos.
No entiendo comisario lo que lo dejó tan mudo y pasmado. Sólo me miraba con el alma estrujada y seca por la explosión.
Yo estaba junto al fuego, allá adentro de la covacha cuando escuché el ¡boom! y salí corriendo como una loca a buscarlo, pensando en una desgracia segura... y ahí fue cuando lo vi de espaldas con la escopeta colgándole de un brazo.
Vea usted comisario, que debe ser algo bien feo lo que lo asustó a mi Juan, algo grande y desconocido, porque lo dejó helado, mi Juan nunca fue de mucho hablar pero eso se tragó las pocas palabras. Mire que no se asusta así nomás quien a vivido toda la vida en el campo.
Los vecinos dicen que Juan le disparó a un fantasma salido de los pastizales.
Al decir estas palabras, la señora quedó pensativa mirando el ancho paisajes en penumbras y en su mente algo se aclaró. El comisario extrañado por el silencio de la señora la interrogó:
- ¿Qué le pasa señora?
Y ella respondió con una clarividencia absoluta
- Mi Juan la vio.
- ¿ A quién? Preguntó ansioso el comisario.
- A la muerte, dijo la señora.

laventuradelapalabra

"sin dudas soy yo un bosque y una noche de árboles oscuros: sin embargo, quien no tenga miedo de mi oscuridad encontrará taludes y rosas debajo de mis cipreses" Nietzsche